jueves, 25 de enero de 2018

Diagnóstico y tratamiento de la histaminosis crónica



   A pesar de que el objetivo de este blog no es el de abordar tratamientos específicos, sino el de dar a conocer de forma general la Histaminosis y temas más o menos relacionados con ésta; quiero daros unas nociones generales y orientativas con respecto al diagnóstico y al manejo terapéutico, tal y como yo lo entiendo.

Como expuse en temas anteriores la Histaminosis crónica es un trastorno adquirido que sufre el ser humano como resultado de la suma de daños acumulativos y mantenidos en el tiempo, propios de la época y entorno en  el que vivimos. Es pues, una consecuencia propia del estilo de vida occidental. Los cuatro factores fundamentalmente involucrados en mayor o menor medida en este trastorno son :
  • Desequilibrios de la microbiota y estados de disbiosis. Esto conlleva alteraciones en las funciones metabólicas, inmunitarias y digestivas de la microbiota.
  • Desarrollo de intolerancias alimentarias o histaminosis alimentaria no alérgica (HANA). Habitualmente a múltiples alimentos que normalmente consumimos con frecuencia y desconocemos porque no relacionamos con nuestros síntomas.
  • Situaciones de estrés físico y emocional a las que nos exponemos de forma mantenida, que  favorecen un estado de agotamiento crónico de la persona y una falta de respuestas hormonales adaptativas.
  • Efecto y acúmulo de tóxicos tisulares. ej: alcohol, tabaco, xenobióticos, metales pesados, acetaldehido (candidiasis intestinal), etc. Responsables de trastornos disfuncionales a la hora de comportarse como disruptores hormonales, tener capacidad cancerígena o saturar nuestros sistemas de depuración y desintoxicación.
La consecuencia será, el aumento progresivo de los niveles de histamina en los tejidos hasta el punto de dar clínica, a través de mecanismos directos o indirectos.

Es cierto que ante los mismos estímulos medioambientales habrá personas que lleguen a desarrollar estados de enfermedad más o menos graves que otras. Sin duda los factores genéticos y biológicos de cada individuo marcarán la capacidad de cada uno de poder restablecer su equilibrio en mayor o menor medida favoreciendo la instauración de la enfermedad o la recuperación del estado de salud.

Hoy por hoy la Histaminosis crónica es un trastorno muy poco conocido del que cada vez más se empieza a hablar en el ámbito médico. Se requieren aún muchos estudios e investigación, para poder llegar a conocer más acerca de la complejidad de este proceso. Esto hace que actualmente no existan cifras de incidencia o frecuencia. Pero además, se hace difícil cuantificar un trastorno cuya clínica puede ser muy variada. Se habla que la intolerancia alimentaria o histaminosis alimentaria no alérgica (HANA) puede ser un problema presente hasta en el 50% de la población.



Diagnóstico

El diagnóstico es fundamentalmente clínico. Para un profesional que conozca la existencia de este trastorno es relativamente fácil su diagnóstico con una buena historia clínica. Por supuesto, aunque se sospeche, será necesario en la mayoría de los casos realizar pruebas complementarias que descarten o confirmen la presencia de alteraciones orgánicas o funcionales compatibles con otras patologías, que a su vez podrían ser el único problema o concomitar con la histaminosis. 
Por lo general el paciente con histaminosis crónica presenta síntomas variados, de diversa índole: digestivos, cutáneos, respiratorios, osteomusculares, neurológicos, psicológicos, ginecológicos -urológicos...Suelen responder mal a los tratamientos específicos convencionales y por lo general, las pruebas diagnósticas realizadas suelen ser normales. Esto es debido a que la histaminosis es un trastorno funcional y potencialmente reversible si se eliminan los estímulos negativos.

Aunque el diagnóstico es clínico, en la mayoría de las ocasiones se hace difícil conocer la totalidad de los alimentos que al paciente le sientan mal. Es por esto, que se hace necesario el apoyo de algunas pruebas diagnósticas. Concretamente el Test de histamina modificado o de tercera generación. Es un arma de gran ayuda para conocer cuáles son los alimentos concretos a los que el paciente es intolerante y son responsables de la liberación de histamina por la activación del sistema inmunitario. Se trata de una prueba sanguínea muy específica a la que no tiene acceso todo profesional y no se realiza en laboratorios convencionales. 

Otras pruebas complementarias que serían interesantes son las destinadas a objetivar el estado de alteración de la flora intestinal, como son, el coprocultivo o el estudio del microbioma (genes de la microbiota). Pero hoy por hoy o bien tienen bajo rendimiento con resultados poco fiables como  ocurre con el coprocultivo, o tienen precios elevados que no están al  alcance de muchos bolsillos como  ocurre con el estudio genético.
El test de estrés, test de tóxicos y test de mineral ambos en cabello, también nos pueden ayudar a perfilar la situación clínica del paciente.

Tratamiento

El tratamiento va encaminado a restablecer el equilibrio durante años perdido. Para ello no existen tratamientos farmacológicos mágicos que lo restauren en 3 días. El tratamiento implicará la paciencia, el esfuerzo y sacrificio del paciente, que deberá cambiar su forma de alimentarse y adquirir nuevos hábitos de vida más saludables. En definitiva, modificar su estilo de vida de tal manera que perdure en el tiempo y que favorezca la recuperación de la salud perdida. Aquí, a mi modo de ver, no existen pautas terapéuticas únicas o exclusivas, mejores ni peores. Cada profesional utilizará los recursos  terapéuticos propios de su conocimiento o doctrina, siempre encaminados a restablecer el bienestar del paciente. Eso sí. Parece lógico, que si buscamos  el equilibrio de la persona le ayudemos de la forma más natural posible. Evitando en la medida de lo posible y siempre que su patología de base lo permita, el uso de fármacos de síntesis que contribuyen al desequilibrio.
Por lo tanto el tratamiento irá encaminado a:
  1.  Eliminar de la dieta aquellos alimentos a los que presenta intolerancia. Comer de forma más saludable, diversificar la dieta, no abusar siempre de los mismos alimentos. Comer alimentos menos procesados, más naturales, sin aditivos. Disminuir la ingesta de azúcares y edulcorantes y tomar más cereales integrales. Aumentar la ingesta de frutas y verduras a poder ser ecológicas, al igual que legumbres, semillas y frutos secos.Disminuir el consumo de carne y en  general de proteína animal. Evitar tabaco, alcohol y exceso de café.
  2. Restituir la integridad de la barrera intestinal para que así la absorción de nutrientes se haga correctamente y el desarrollo de nuevas intolerancias alimentarias no tenga lugar. De ahí la importancia de restablecer la microbiota intestinal y su correcto funcionamiento. Para mí pieza clave en la instauración de este trastorno. La ingesta de alimentos saludables será necesaria para favorecer la proliferación de "bacterias amigas".. Una dieta rica en prebióticos y probióticos naturales. También la toma de suplementos probióticos, aminoácidos esenciales, antifúngicos y antibióticos naturales pueden ser convenientes para alcanzar la reparación intestinal y el equilibrio microbiano.
  3. Será primordial la corrección del estado carencial que suele asociarse al trastorno con complejos multivitamínicos y multiminerales. Con especial mención a la vitamina D, íntimamente relacionada con los estados de la microbiota y deficitaria en estados de disbiosis; zinc, selenio, ácidos grasos esenciales (omegas 3 y 6), etc.
  4. Favorecer la desintoxicación con la ayuda de sustancias naturales quelantes que permiten la eliminación de tóxicos  por vía renal y hepática, como son las infusiones, suplementos nutricionales o aminoácidos.
  5. Adquisición de buenos hábitos. Minimizar los tóxicos a los que nos exponemos, tanto los que inhalamos, por ejemplo en los productos de limpieza, hasta los que nos ponemos, por ejemplo en los productos para la higiene personal, cosméticos, maquillajes,etc. Práctica de ejercicio físico de forma regular y actividades al aire libre y con amigos. Evitar y saber solventar situaciones que impliquen sufrir estrés mantenido y sobre todo, no generarnos más del debido. 
Esto puede ser un abordaje terapéutico general válido para la gran mayoría, pero cada caso requerirá la adecuación del tratamiento en función de las necesidades individuales. El tratamiento siempre deberá estar orientado y vigilado por un profesional y no se debería optar por la automedicación sin asesoramiento médico. Hoy en día existen profesionales médicos que ofrecen cobertura a estos pacientes y constituyen un grupo de trabajo pionero en el estudio y conocimiento de la Histaminosis (grupo Histal, SHC Medical).

Por lo general, los cuadros de histaminosis en niños suelen responder bien a los tratamientos. Dermatitis atópica, hiperreactividad bronquial/asma no alérgico, dolor abdominal funcional, trastornos en el tránsito intestinal, dolores osteomusculares inespecíficos, suelen ser las manifestaciones clínicas que con más frecuencia expresa la histaminosis en sus fases más precoces.  La mejoría clínica será considerable modificando su alimentación, potenciando su microbiota y eliminando los tóxicos y estrés de sus vidas.




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