sábado, 20 de octubre de 2018

Azúcar no, gracias.



  En los últimos años la humanidad se enfrenta a uno de los mayores problemas de salud pública que hasta el momento ha vivido. Me refiero al sobrepeso y obesidad. La tasa de obesidad y sobrepeso crece a un ritmo alarmante. No sólo en los países desarrollados, sino también en los que se encuentran en vías de hacerlo. Los últimos informes científicos concluyen que aproximadamente el 30% de la población mundial (2.100 millones) es obesa o tiene sobrepeso. La obesidad es un problema social que afecta de forma indiscriminada independientemente del sexo, edad, cultura, o ingresos. Para que nos hagamos una idea de la magnitud del problema con datos más cercanos a nosotros:
  • Entre 1975 y 2016 la prevalencia mundial de la obesidad se ha casi triplicado.
  • En España más de la mitad de los habitantes son obesos o tienen sobrepeso (54%) (22 millones de personas). En cuanto a los más jóvenes el 26% de niños y adolescentes (2,3 millones) son obesos o tienen sobrepeso. Casi la mitad de los niños entre 6 y 9 años tienen sobrepeso.
La obesidad supone el principal factor de riesgo prevenible para el desarrollo de enfermedades no transmisibles como enfermedades cardiovasculares (hipertensión arterial, cardiopatías, accidentes cerebrovasculares), diabetes, osteoartritis, cáncer (mama, próstata, endometrio, ovario, hígado, colon, etc). Sin tener en cuenta otros factores genéticos y biológicos (microbiota) que pueden influir en el desarrollo de este trastorno, el factor medioambiental va a ser decisivo. La adquisición de hábitos de vida poco saludables asociados a nuestro estilo de vida moderna, van a favorecer un desequilibrio energético entre calorías ingeridas y gastadas. Nuestros malos hábitos a la hora de comer alimentos muy procesados con alto valor calórico, ricos en grasas, azúcares añadidos y sal, junto con la creciente tendencia de llevar vidas sedentarias, contribuyen en gran manera al desarrollo de esta obesidad.
Hasta aquí no he dicho nada nuevo. Todo el mundo sabe que es bueno para nuestra salud hacer ejercicio y comer sano. Quizá esta concienciación social sea más evidente en lo referente a la ingesta excesiva de grasas y sal. No hay que recordarle a nadie que tiene que bajar la ingesta de grasas si quiere dejar peso. Es algo que ya está implícito en nuestra cultura y conocimiento popular. No hay más que ver la cultura de lo "light". La industria alimentaria ha encontrado un filón de oro con esta excusa y nos bombardean a diario en televisión, en las estanterías de los supermercados con un amplio abanico de "sanísimos" productos "light". Pocos son los que caen en la cuenta, de que por lo general, estos alimentos bajos en grasas son elaborados con mayores cantidades de azúcares y edulcorantes con el fin de conseguir texturas o sabores que se pierden al disminuir la carga de grasa.

Por desgracia no pasa igual con el azúcar.
La falta de reconocimiento, de que quizá nos estamos hinchando de azúcares sin saberlo o sabiéndolo y no darle la importancia suficiente, es una realidad. El ejemplo lo tengo a diario en mi consulta. Cuando les pregunto a las familias si sus hijos toman en casa azúcar, me suelen responder que no. Ellos creen controlar la ingesta de azúcar de sus hijos porque tienen el concepto de que no le echan activamente azúcar blanca a los alimentos. Pero no tienen en cuenta todas las variantes o equivalentes del azúcar y edulcorantes que vienen ocultos en todo tipo de alimentos procesados que consumen a diario. Y precisamente ésta, es la que más preocupa.


Azúcar natural vs azúcar añadida

El aporte de glucosa al organismo es necesario para la obtención de energía y el correcto funcionamiento de células, órganos y sistemas. De ahí que el organismo mantenga niveles de glucosa en sangre (glucemia) dentro de un rango óptimo. Esta glucosa procede en su gran parte de la ingesta de alimentos ricos en hidratos de carbono y de las reservas de azúcar en forma de glucógeno que se almacenan sobre todo en hígado y músculo. En situaciones de ayuno, el organismo también puede sintetizar glucosa a partir de nuestras reservas de proteínas y grasas. Los hidratos de carbono son biomoléculas compuestas por carbono, hidrógeno y oxígeno. Se clasifican en tres grupos según su estructura:


  1. Azúcares o hidratos de carbono simples: son compuestos que confieren sabor dulce a los alimentos de forma natural o artificial. En la industria alimentaria se adiccionan para mejorar el sabor, la textura y conservación de los alimentos. Pasan libremente la pared intestinal y provocan un rápido aumento de la glucemia. Pueden ser: 
                   o Monosacáridos. Son los constituidos por una sola molécula de azúcar.  
                                                  Son la glucosa, fructosa, ribosa y galactosa.
                   o Disacáridos. Son los compuestos por dos moléculas de azúcar: maltosa, 
                                            sacarosa y lactosa.
                   o Alcoholes azucarados o polioles: manitol (E 421), xilitol (E 967), sorbitol (E 420)
                                                                               isomaltosa (E953), lactitol (E966), 
                                                                               maltitol (E 965) y eritritol (E 968).
      
      2. Oligosacáridos. Son polímeros constituidos por 3 a 10 monosacáridos. 
          Son los alfaglucanos los fructooligosacáridos (FOS) y galactooligosacáridos (GOS)
          Son no digeribles y hacen la función de prebióticos. En la industria alimentaria 
          encontramos la maltodextrina.
   
      3. Carbohidratos complejos o polisacáridos. Están conformados por más de 10 
          monosacáridos. Se clasifican en almidones y fibra dietética. Se encuentran en alimentos 
          como hortalizas, legumbres, cereales, tubérculos. Requieren un proceso de digestión y 
          transformación para sacar la energía (glucosa) de ellos y por lo tanto permiten que el 
          nivel de glucosa en la sangre se eleve de forma más progresiva. Función prebiótica.

¿ Qué son azúcares naturales?

Aquellos que se encuentran naturalmente en los alimentos enteros y frescos como verduras, frutas y lácteos. Por ejemplo: sacarosa, lactosa, sorbitol, fructosa, etc.

¿ Qué son azúcares libres o añadidos?

Son  todos aquellos que se añaden de forma artificial a los alimentos procesados para conseguir unas características determinadas en cuanto al sabor, textura o conservación. Entran dentro de este grupo el azúcar común o sacarosa y todos sus equivalentes, así como mieles o jarabes. ej: azúcar moreno o de caña, panela, azúcar invertida, miel, fructosa, jarabe de maiz o de malta o de arce, melaza, dextrosa, dextrinomaltosa, sirope de ágave, azúcar de coco, caramelo, manitol, xilitol, sorbitol, etc. La OMS también considera "azúcares libres" los procedentes de jugos de frutas, aunque sean en origen elaborados a partir de fruta natural (se les retira todo el componente fibroso de la fruta y se dejan los azúcares concentrados y libres). 


Efectos negativos del consumo abusivo de azúcar

El que el ser humano se sienta atraído por alimentos de sabor dulce no es nada raro ni exclusivo de nuestra especie. Poder disfrutar de fruta madura o panales de miel para muchas especies animales supone un festín. El problema es que lo que para ellos o nuestros ancestros era la excepción, en nuestros días se hace la norma. El consumo abusivo de azúcares añadidos y sus efectos nocivos sobre la salud, empieza a ser un problema reconocido y muy debatido.
Desde finales del siglo XVII ya es conocida la relación que se establece entre consumo abusivo de azúcares añadidos y la alteración de procesos fisiológicos y su implicación en el desarrollo de enfermedades de diversa índole cardiovaculares, endocrino-metabólicas y mentales. Diabetes, resistencia a la insulina, dislipemia, sobrepeso y obesidad, hígado graso, algunos tipos de cáncer (mama, pulmón, prostata, colorrectal), patología bucal (caries), hiperactividad, síndrome premenstrual o enfermedades mentales por su efecto en el comportamiento y en el ánimo.

¿Pero cómo algo tan bueno puede ser tan malo?

"Nada es veneno, todo es veneno. Al veneno no lo hace la sustancia sino la dosis" Paracelso s.XVI

No hay nada de malo en tomar de forma equilibrada y moderada azúcares naturalmente contenidos en los alimentos. El problema es que se nos ha ido de las manos . Lo tomamos a todas horas, consciente e inconscientemente, natural o añadido, cuando estamos tristes y cuando estamos felices, todos los días de nuestra vida . Cuanto más lo tomamos más lo buscamos. Muchos lo consideran una verdadera adicción. Investigaciones recientes presentan nuevas evidencias científicas de que el azúcar puede llegar a actuar como una sustancia adictiva capaz de producir efectos neuroquímicos a nivel cerebral similares a los provocados  por otras drogas como la cocaína, morfina o nicotina.

La adicción se define  como el uso compulsivo incontrolable de una droga de abuso a expensas de casi toda las actividades cotidianas y en ciclos que cada vez se intensifican más. Para que se desarrolle una adicción tiene que verse implicado a nivel cerebral el "circuito de recompensa o placer". Se trata de un circuito neuronal de una zona concreta de nuestro cerebro, liberador de dopamina cuando es activado. La dopamina es el neurotransmisor  encargado de regular la emoción, la motivación y los sentimientos de placer. Este circuito es básico para nuestra supervivencia. De él depende la realización de actividades placenteras como la alimentación, reproducción, experimentación de vivencias nuevas o el aprendizaje. También otras que no son tan placenteras pero que tienen su recompensa, como es pasar un mal rato en el pediatra pero irte contento con una pegatina chulísima, jijiji.
El consumo de algunas sustancias como las drogas o algunas conductas como el juego, nuevas tecnologías o consumismo compulsivo tienen el efecto de activar este circuito del placer, reforzando la práctica de estas conductas y generando adicciones. La ingesta de azúcar tiene la capacidad de activar este circuito de recompensa y liberar grandes cantidades de dopamina, lo que hace que cada vez la busquemos más y nos sintamos mejor consumiéndola. No ocurre igual con el brócoli ¿verdad? La producción de dopamina que puede generar su consumo es baja y por lo tanto, la motivación por comerlo sólo por el gusto de comerlo, también serlo. La motivación por comerlo podría aumentar si tienes consciencia de que es saludable y bueno para tu salud o tienes mucha hambre y no hay otras opciones por ejemplo. Quizá eso explique porqué cuesta tanto a niños e incluso a adultos comer determinados alimentos.

Recomendaciones de la OMS

En la actualidad no están bien definidas las cantidades de hidratos de carbono que precisa la dieta humana para garantizar una salud óptima. La capacidad de nuestro organismo de sintetizar hidratos de carbono a partir de otros nutrientes como proteínas y grasas garantiza, siempre y cuando el aporte de éstos sea el suficiente, que a nuestras células no les falte sus hidratos de carbono aunque en la dieta sean bajos. A pesar de ello las recomendaciones en países occidentales indican que los hidratos de carbono deben aportar entre el 55-60% del total de la energía de la dieta. Según la nueva directriz sobre ingesta de azúcares para adultos y niños de la Organización Mundial de la Salud recomienda reducir el consumo de azúcares libres a lo largo del ciclo de la vida. Considera que menos del 10% de la energía total consumida diaria debe ser aportada por los azúcares libres para todas las edades. Una reducción  por debajo del 5% de la ingesta calórica total  produciría beneficios adicionales para la salud. Esto equivaldría a unos 25 g/día de azúcar añadidos para una dieta de 2000 Kcal (1g azúcar = 4 Kcal).
La recomendación de la directriz se centra en el consumo de azúcares libres que son los que efectivamente han demostrado efectos negativos. Estos incluyen los azúcares simples añadidos a alimentos por fabricantes, cocineros o consumidores, así como los azúcares presentes de forma natural en la miel, jarabes, jugos de frutas y concetrados de jugo de frutas. Los azúcares intrínsecos, presentes naturalmente en lácteos, frutas y verduras frescas enteras no han demostrado tener efectos adversos en la salud (independientemente de las intolerancias individuales). Por lo tanto estas recomendaciones no se aplican al consumo de estos alimentos.

Edulcorantes artificiales

Los edulcorantes son aditivos alimentarios que otorgan un sabor dulce a los alimentos. En función de su contenido energético se clasifican en:
  • Nutritivos o calóricos. Su ingesta aporta calorías, generalmente 4 kcal por gramo. Son todos los anteriormente mencionados. El azúcar y sus equivalentes. También se incluyen los polioles.
  • No nutritivos o no calóricos. Su ingesta aporta ninguna o mínimas calorías. Tienen un poder endulzante tan elevado que las cantidades  necesarias para endulzar y su aporte energético son insignificantes. Pueden ser sintéticos o naturales.
               o Sintéticos: aspartamo (E 951), acesulfamo potásico (E 950), sacarina (E 954), 
                  ciclamato (E 952), sucralosa (E 955),  neotamo (E961). 
               o Naturales: taumatina (E 957), glucósidos de esteviol (E 960).

El consumo de edulcorantes no calóricos data de hace más de un siglo. Sin embargo se ha disparado en las últimas décadas. La búsqueda por determinados sectores de población (diabéticos,obesos...) de alternativas al azúcar libres de efectos negativos, ha hecho que surjan una gran variedad de edulcorantes hipocalóricos y su consumo se generalice.
Aunque hasta el momento se han estado usando de forma segura, los estudios científicos acerca de los efectos sobre la salud de estos aditivos, son escasos en humanos. Estudios recientes en animales plantean que quizá estas sustancias no son tan inocuas como se pensaba. Estos edulcorantes son aprobados para su consumo por las asociaciones pertinentes, basándose en unos valores de Ingesta Diaria Admisible (IDA), que varían según el edulcorante. El hecho de que estén en multitud de alimentos que ingerimos cotidianamente hace difícil conocer la cantidad real de edulcorantes que ingerimos de forma global y si están o no sobrepasando los IDA. El consumo de estos aditivos induce a la población a seguir teniendo hábitos alimentarios poco saludables. Mantienen el gusto por "lo dulce" justificándolo con que son alimentos más saludables por no tener azúcares añadidos e incluso inducen un mayor consumo de alimentos procesados poco recomendables, favoreciendo que el consumo de calorías totales sea incluso mayor. El efecto de "enganche" al sabor dulce con los edulcorantes no calóricos es el mismo que puede generarse con el azúcar. La exposición frecuente a edulcorantes puede inducir cambios en la microbiota intestinal y favorecer estados de disbiosis. Esta alteración puede conllevar cambios en el metabolismo de los nutrientes y mayor absorción y asimilación de la energía (hidratos de carbono y grasas), favoreciendo la obesidad entre otros trastornos.

Conclusiones

Una vez dicho todo esto podríamos llegar a varias conclusiones: 

  1. Debemos tomar azúcares naturalmente contenidos en los alimentos no procesados (verduras, frutas, lácteos) 
  2. Evitar la ingesta de "azúcares libres o añadidos" en los alimentos. Debemos buscar alternativas nutricionales con bajo contenido en azúcares. Esto es en sólidos 5 g de azúcar/100 g de producto y en líquidos  2,5 g de azúcar /100 ml de producto.
  3. Tanto en niños como en adultos las calorías aportadas por azúcares simples no deberán sobrepasar el 10% de la ingesta calórica total. Mucho mejor si la limitamos al 5%. Como regla general no sobrepasar los 25 g de azúcares añadidos al día.
  4. Los edulcorantes no calóricos no son mejores que los calóricos, sin embargo tomados con moderación, pueden ser una opción para determinados pacientes que deben controlar sus niveles de glucemia o controlar el aporte calórico. Su consumo no sería necesario en la población general.
  5. La ausencia de efectos negativos en los edulcorantes no calóricos no está clara. Hacen falta más estudios en humanos.
  6. Lo conveniente sería la no necesidad de tomar alimentos edulcorados. Aprender a disfrutar y apreciar los sabores naturales de los alimentos.



A continuación os dejo una pagina web sinazucar.org. Se trata de un proyecto que denuncia a través de imágenes la cantidad de azúcar presente en bebidas, cereales, salsas y otros productos industriales. Os recomiendo que le echéis un vistazo. Es muy ilustrativo y ayuda a que tomemos conciencia de la magnitud del problema. 




domingo, 20 de mayo de 2018

¡Hola a todos!¡Ya por fin!.... tenéis desarrollado el apartado "Salud emocional". En él he tratado de explicaros de un modo sencillo y general, fácilmente comprensible, creo, un tema complicado. Qué es el estrés y cómo repercute en nuestro estado de salud físico y emocional tanto en niños como en adultos. También se tratan temas como la Salud Emocional, Inteligencia Emocional y se dan algunas pautas para combatir mejor el estrés. Espero que os guste y os resulte práctico.

jueves, 8 de febrero de 2018

Lo que nuestros huesos necesitan. Lácteos como fuente de calcio




   Mantener un adecuado estado nutricional en todas las etapas de la vida es decisivo para lograr un metabolismo óseo que favorezca la salud. La osteoporosis se caracteriza por una alteración en la cantidad y calidad de la mineralización ósea, lo que origina una fragilidad del esqueleto con riesgo aumentado de fracturas, especialmente de vértebras y cadera. En su desarrollo van a intervenir factores genéticos y medioambientales, relacionados con la alimentación y el estilo de vida. Es un problema público a nivel mundial que afecta tanto a hombres como a mujeres. Estudios en niños han demostrado que el desarrollo de osteoporosis en la edad adulta puede verse condicionada por el estado nutricional  durante la infancia, especialmente en lo referente a los aportes de calcio y vitamina D. La adquisición de un adecuado pico de masa ósea (PMO) (máxima mineralización del hueso) antes de finalizar el crecimiento del niño, se convierte en un objetivo primordial para el pediatra.

El tema del que hoy os quiero hablar es un tema muy de actualidad. Suscita dudas y opiniones encontradas tanto en la población general como entre los profesionales. Me refiero a si realmente el consumo de lácteos y en concreto de la leche, es fundamental para conseguir un desarrollo y mantenimiento óseo óptimo, tanto en niños como en adultos. Y si es así, qué cantidades son las recomendables consumir. No faltan estudios en ambas vertientes. Los que demuestran las bondades de su consumo, como los que reconocen sus perjuicios sobre nuestra salud.

Siempre se ha tenido la creencia que el consumo de leche y derivados lácteos eran necesarios por su alto contenido en calcio para tener niños sanos con huesos fuertes y cuanta más cantidad se tomara mejor. Esa es la tendencia general que aún se sigue dando sobre todo entre las poblaciones más jóvenes. El hecho de que actualmente en el mercado exista gran variedad y cantidad de productos lácteos, enfocados para el consumo de los más pequeños; las carencias nutricionales de los niños mal comedores se sustituyan con lácteos, por tener la falsa creencia de que así se cubren sus necesidades nutricionales y el fuerte arraigo de nuestras costumbres en relación a nuestra forma de comer, contribuye a que el consumo de lácteos en algunas ocasiones sea excesivo.


Por contra, en los últimos años venimos sufriendo un aumento claro en la prevalencia de trastornos y patologías relacionadas con alergias e intolerancias a alguno de los componentes de la leche, fundamentalmente la de vaca, tanto en niños como en adultos. Estos casos suponen un motivo de consulta frecuente en nuestra práctica clínica.
Ni el paciente ni el profesional tienen dificultad a la hora de establecer  el diagnostico de alergia o intolerancia a la proteína de leche de vaca (PLV) cuando los síntomas que se manifiestan son los que conocemos mejor y a los que estamos más acostumbrados. Me refiero a urticaria, broncospasmo, anafilaxia, diarrea/estreñimiento, dolor abdominal o vómitos. El problema está en sospechar una intolerancia a la proteína de la leche de vaca (PLV) cuando tenemos frente a nosotros una clínica que estamos menos acostumbrados a reconocer como tal. Con este nuevo concepto de histaminosis alimentaria no alérgica (HANA), cuadros clínicos que con frecuencia vemos en la consulta (dermatitis atópica, hiperreactividad bronquial no alérgica, dolor abdominal funcional, colon irritable....) pueden ser la manifestación de una posible intolerancia a la proteína de la leche de vaca o a otros alimentos.

No hay duda de que la PLV es una proteína muy inmunógena, es decir, tiene una gran capacidad de inducir una respuesta inmune. Esto se debe a la propia naturaleza de la molécula proteica, su tamaño molecular, estructura, estabilidad/degradabilidad, presencia de epítopes (zonas de la molécula que son reconocidos por anticuerpos), etc. El hecho de que probablemente un considerable porcentaje de la población seamos intolerantes a PLV en mayor o menor medida, puede deberse a que la leche de vaca es un alimento al  que nos exponemos desde el mismo momento de nacer, tanto con la lactancia materna como con la artificial. Va a influir también la frecuencia de administración, la exposición de la madre durante el embarazo y por supuesto predisposición genética. Favorecerán a la sensibilización todos aquellos factores que contribuyan al aumento de la permeabilidad intestinal del recién nacido y lactante: inmadurez del aparato digestivo, inflamación intestinal. Inflamación propiciada por estados desequilibrados de una microbiota que digamos no es la más conveniente. Para mí ésta será una pieza clave en el desarrollo de la intolerancia.
   
Según el Informe del Consumo de Alimentación en España de 2016 del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medioambiente, se experimentó un ligero descenso en el consumo de leche y derivados con respecto a años anteriores. A pesar de esto, el consumo per cápita para la leche supuso 72,86 L/persona/año y 39,60 kg/persona/año para sus derivados. A pesar de este descenso, se manejan cantidades aún elevadas. Según los datos de 2015 España ocupaba el quinto lugar en el ranking de los países con mayor consumo de leche líquida consumidos por habitante y año.

 A pesar de que la osteoporosis es un problema mundial, España no es de los países con mayores tasas de osteoporosis. Posiblemente tenga que ver nuestro sol, alimentación mediterránea y nuestro estilo de vida. Sin embargo, el consumo elevado de lácteos en países como Suecia, Noruega, Reino Unido, Dinamarca, Suiza o Austria, no es suficiente para evitarles tener las tasas de osteoporosis más altas de Europa. Existen numerosos estudios, hoy por hoy no concluyentes, donde se demuestra una asociación positiva entre mayor ingesta de proteína de origen animal y mayor excreción urinaria de calcio y mayor riesgo de fracturas."The Relation between Dietary Protein, Calcium and Bone Health in Women: Results from the EPIC-Potsdam Cohort". Esto es muy común en las sociedades industrializadas. Por contra, en otros países no desarrollados, como naciones asiáticas, la incidencia de osteoporosis es más baja a pesar de que el consumo de lácteos es menor. La fuente principal de calcio en estos países son alimentos de origen vegetal como legumbres, frutos secos , semillas y vegetales de hoja verde.








Aunque siempre se ha prestado más atención a la ingesta de calcio y sin duda es un factor decisivo en la prevención de la desmineralización ósea, éste no acabará fortaleciendo nuestros huesos si no se absorbe y metaboliza correctamente. Para ello la función de otros nutrientes como las vitaminas D, K, C, retinol, vitaminas del grupo B, el cociente Na/K, magnesio, zinc y el fósforo entre otros , será fundamental. El aporte proteico de la dieta también es necesario para la formación de la matriz ósea. Pero éste no parece ser un problema en nuestros niños. La ingesta habitual de la población pediátrica en nuestro medio supera con mucho las recomendaciones. Así lo demuestra el estudio ALSALMA (Alimentando la Salud del Mañana) que revela que nueve de cada diez niños españoles de entre uno y tres años consumen más del doble de las proteínas recomendadas para su edad, llegando a cuatriplicarlo en  algunos rangos de edad. Teniendo en cuenta que los requerimientos proteicos recomendados en los primeros años de vida están en torno a 1,5 g /kg/día, si un niño de un año de 10 kg de peso  toma dos yogures (3,5g/100g) y 250 ml de leche de vaca (3,3 g/100g) al día, estaría cubriendo las necesidades proteicas diarias. A poco que tomara carne, pescado o huevo excedería sustancialmente las recomendaciones.
Este hecho a la luz de los nuevos estudios, no favorecería la mineralización ósea de los más pequeños.  

A la vista de estos datos, nos hace como mínimo replantearnos las creencias que hasta el momento se han tenido y hacer varias reflexiones:

  • No sólo no es necesario tomar grandes cantidades de productos lácteos para evitar trastornos óseos por desmineralización (raquitismo,osteomalacia, osteoporosis), sino que un consumo elevado de éstos (proteína animal) los puede favorecer.
  • El problema no es tanto la cantidad de calcio que se ingiere como la capacidad de absorción y asimilación de este mineral que tengamos individualmente. Influirán factores genéticos y medioambientales, relacionados con nuestro estilo de vida.
  • El calcio lo podemos obtener a partir de la ingesta de otros alimentos no lácteos, de origen vegetal. Una dieta variada, rica y equilibrada nos proporcionará los aportes de calcio necesarios.


Calcio

El calcio es uno de los minerales más abundantes en el ser humano y debe ser ingerido a través de la dieta. Además de tener una función estructural al formar parte del tejido óseo y dientes, el calcio participa en múltiples funciones esenciales de nuestro organismo: activación de enzimas, coagulación sanguínea, contracción muscular, liberación neurotransmisores, trasporte transmembrana de iones, trasmisión del impulso nervioso y regulación de latido cardíaco, etc. La ingesta dietética recomendada de calcio va a variar en función de la edad:

                    0-6 meses          200 mg/día
                    6-12 meses        260 mg/día
                    1-3 años            700 mg/día
                    4-8 años            1000 mg/día
                    9-18 años          1300 mg/día 
                    19- 50 años       1000 mg/día
                    51- 70 años       1000 mg/día (H);1200 mg/día (M)
                    >71 años           1200 mg/día
                    Embarazo         1300-1000 mg/día (si se trata de adolescentes o adultas respectivamente)
                    y lactancia  
                                                                                                                 *Tomado de Anales de Pediatría 2012.
Aportes superiores a estos no suponen mayor beneficio.

No sólo tenemos que garantizar un aporte suficiente de calcio sino también una absorción y asimilación correcta de éste. Para ello va a ser necesario tener en cuenta otras variables:

  • Tipo de alimentación. Un consumo elevado de proteínas, sodio (sal), fósforo, oxalatos y fitatos limitan la absorción intestinal del calcio y su asimilación. Estados de acidosis metabólica del medio interno favorecidos por la ingesta de dietas hiperproteicas y ricas en azúcares refinados, favorecen la movilización de calcio y magnesio de nuestros tejidos para tamponar el medio. Esto condiciona que aumente su excreción a través del riñón empobreciendo nuestros huesos y dientes.
  • Aporte suficiente de otros minerales (magnesio) y vitaminas (vitaminaD).
  • Integridad de la barrera digestiva. Todo lo que altere esta barrera propiciará una malabsorción de nutrientes .ej: inflamación, disbiosis.
  • Estilo de vida. Importante papel que tiene la práctica de ejercicio en la fijación del calcio en  el hueso. Exposición solar para la síntesis de vitamina D. Consumo de tabaco, café y alcohol disminuyen la absorción de calcio. Estrés. Edad. Función hormonal (estrógenos favorecen la absorción, cortisol y tirosina la dificultan)

¿Cómo se absorbe el calcio?

El calcio es uno de los minerales que menos se aprovecha de la dieta. Su absorción a partir de los alimentos tiene una eficiencia entre el 25-75% dependiendo de numerosos factores, como anteriormente hemos visto. Existen dos vías de absorción del calcio a nivel intestinal:

  • Vía transcelular. A través de mecanismo de trasporte activo a través del enterocito (células intestinales), gracias a la acción de la vitamina D. Tiene lugar a nivel de duodeno y yeyuno. Es una vía saturable. Esta vía es más efectiva pero tiene un límite máximo de absorción de calcio. Es por esto que por mucho calcio que exista en la luz intestinal no se absorberá más una vez alcanzado ese límite máximo. 
  • Vía paracelular. A través de mecanismos de absorción por difusión pasiva. Se da a lo largo de todo el intestino delgado sobre todo en las últimas porciones (yeyuno e íleon). Es independiente de la acción de la vitamina D. Es una vía no saturable, es decir, no tiene límite de absorción, pero es una vía más ineficiente.

Fuentes de calcio

Nadie pone en duda que la leche y sus derivados  sean una fuente rica en calcio. Además de contener grandes cantidades de este mineral, la presencia de caseína (una proteína de la leche) y lactosa favorecen que su biodisponibilidad sea elevada. El problema está en el consumo de grandes cantidades de estos productos como ponen de manifiesto numerosos estudios epidemiológicos. En ellos queda clara la relación que se establece entre el consumo elevado de lácteos (proteína animal) y el aumento de tasas de incidencia de osteoporosis. Es por esto que se debería optar por buscar otras fuentes ricas en calcio como legumbres, algas, semillas, frutos secos, vegetales de hoja verde o cereales integrales.
En 2011 los mayores expertos en Nutrición y Salud de los países del mediterráneo, elaboraron la Nueva Pirámide de la Dieta Mediterránea , actualmente declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco. En ésta se recomienda la ingesta de 2 raciones de producto lácteo al día, preferiblemente bajos en grasas. Las raciones equivalentes serían: 200 ml de yogur o leche, 60-80g de queso fresco, 40-60 g de queso curado.


   


Los grupos de alimentos más ricos en  calcio son :

  • Vegetales: algas, acelgas, espinacas, brócoli, col, col rizada,col china, alcachofas, judías verdes, puerro.
  • Legumbres: garbanzos, lentejas, judías blancas, habas.
  • Leche, yogur y quesos.
  • Pescado y marisco: sardinas enlatadas, bacalao, salmón, cigala, langostino, gambas, almejas, chirlas, berberechos.
  • Semillas y especias: chía, amapola, sésamo, albahácar, tomillo, romero.
  • Frutos secos: almendras, nueces, avellanas, pistachos, dátiles, pasas, higos secos.
  • Otros: huevos, aceitunas, cereales integrales.

En función de las fuentes que consultéis pueden variar los valores de referencia de calcio contenido en los alimentos más ricos en este mineral. Para que os hagáis una idea de cuáles son algunos de estos alimentos os pongo una tabla (mg de Ca/100 g de alimento):






Vitamina D

El principal factor que regula la absorción de calcio a nivel intestinal  es el calcitriol o vitamina D, la forma activa del colecalciferol o vitamina D3, la conocida vitamina del sol. Es una vitamina liposoluble. Fundamental en el mantenimiento de la mineralización ósea a través de la regulación de  la homeostasis del calcio y el fósforo. Para ello no sólo actuará a nivel intestinal, también a nivel renal, óseo y hormonal. Además exhibe múltiples funciones y efectos no esqueléticos, relacionados con el sistema inmunitario, endocrino y cardiovascular. Gracias a su acción a través del receptor específico (RVD) presente en la gran mayoría de nuestras células. Es por ésto que en los últimos años se investiga intensamente su relación con patologías crónicas, infecciosas, autoinmunes y cáncer. 


Síntesis de Vitamina D

Más del 80% de la vitamina D que requerimos la obtenemos de la síntesis cutánea a partir de la acción de los rayos solares UVB sobre nuestra piel.Tan sólo el 20% aproximadamente la obtenemos a partir de la dieta.

  1. Vía cutánea. A partir del efecto de los rayos solares UVB podemos sintetizar vitamina D3 o colecalciferol en nuestra dermis. Esta vía garantiza que cuando tenemos niveles suficientes de vitamina D, las nuevas moléculas de vitamina D se inactivan como mecanismo de protección del organismo frente a una sobredosis de vitamin D por exposición solar excesiva.
  2. Vía dietaria. A través de los alimentos obtenemos tanto vitamina D3 (colecalciferol) presente fundamentalmente en la grasa animal, como vitamina D2 (ergocalciferol), localizada en plantas, hongos, levaduras y en alimentos fortificados con ella. Se convierte en la vía opcional para conseguir los requerimientos de vitamina D cuando la síntesis cutánea es insuficiente. En este caso no existe límite de absorción de seguridad, por lo que se hace posible la intoxicación en caso de consumo excesivo (suplementos).


Tanto el colecalciferol (D3) como el ergocalciferol (D2) son precursores inactivos de la vitamina D. Deben ser convertidos en la forma biológicamente activa, 1,25-dihidroxivitamina D3 o calcitriol, gracias a la acción enzimática a nivel de hígado y finalmente riñón.






Funciones de la vitamina D

La función más conocida es la de mantener los niveles de calcio y fósforo en rangos adecuados en sangre para garantizar el crecimiento y mineralización ósea. Para ello actúa a nivel intestinal incrementando la absorción de calcio dietario, a nivel renal aumentando la reabsorción de calcio filtrado por el riñón y a nivel óseo movilizando calcio del hueso cuando los aportes de calcio son insuficientes. Algunas funciones con las que se le relaciona son:

  • Inhibe la proliferación celular y estimula la diferenciación celular. Estudios basados en la observación han reportado asociaciones entre un status pobre en vitamina D y el riesgo aumentado de desarrollar cáncer de seno y colorrectal.
  • Potente modulador del sistema inmune (SI). Se ha visto que bajo situaciones concretas las células del SI pueden producir vitamina D que puede actuar localmente y regular la respuesta inmune. Existe evidencia científica considerable que a vitamina D posee una variedad de efectos en la función del SI que podría mejorar la inmunidad innata e inhibir el desarrollo de la  autoinmunidad (diabetes tipo 1, esclerosis múltiple, artritis reumatoide, lupus)
  • Influye en la secreción de insulina. Existen estudios que sugieren que niveles insuficientes de vitamina D pueden tener un efecto adverso en la secreción de insulina y tolerancia a la glucosa en la diabetes tipo 2.
  • Existen estudios que demuestran la relación entre niveles adecuados de vitamina D con menor desarrollo de Síndrome metabólico y disminución de presión sanguínea.
  • También se asocian niveles adecuados de vitamina D con prevención de estados de disbiosis intestinal.
  • Existen estudios que ponen en relación déficit de vitamina D con deterioro cognitivo en adulto mayor y mayor incidencia  de enfermedades neurodegenerativas como Parkinson y Alzheimer.
  • Estados deficitarios de vitamina D y su relación con diabetes gestacional, preeclampsia y vaginosis bacteriana en la embarazada.


Estados de deficiencia

En los últimos años se viene observando un problema con los niveles de vitamina D en la población general. Paradójicamente son bajos a pesar de que España es uno de los países con más sol durante todo el año. Se consideran niveles normales los mayores o iguales a 30 ng/ml. Sin embargo estudios basados en la observación sugieren que cifras por debajo de 50 ng/ml pueden estar asociadas con riesgos menores en la salud. Los expertos consideran que por debajo de 20 ng/ml se dispara el riesgo de problemas por la deficiencia.
Este estado de déficit se podría explicar por varias razones:

  • Escaso aporte dietético. Tan sólo el 20% o menos de la vitamina D se obtiene de la  dieta y además no se suele encontrar en muchos alimentos. Luego la dieta, salvo que los alimentos estuvieran correctamente fortificados con vitamina D no es una buena estrategia para conseguir los requerimientos diarios. A esto se suma la tendencia que tenemos de erradicar las grasas animales, precisamente excelente fuente de vitamina D. Los alimentos más ricos en vitamina D son lácteos, pescado azul como sardina, atún o caballa, crustáceos, aceite de hígado de bacalao, huevo, setas y champiñones.
  • La protección frente a la exposición solar en los meses de verano. Cada vez hay más concienciación de los efectos nocivos de la excesiva exposición solar. Se insiste en el uso de cremas solares con factor de protección elevado para evitar quemaduras solares y prevenir el cáncer de piel. En general huimos del sol y este consejo a priori saludable, interfiere en la síntesis de vitamina D. La solución a este conflicto según los expertos sería la exposición solar a horas de mayor incidencia de los rayos solares, sin protección, solo por cortos periodos de tiempo (10 min). Pasado este tiempo, la utilización de los protectores solares se hará necesario para evitar daños. Un factor de protección solar de 10 reduce la radiación UVB en un 90%. Se recomienda exponerse al menos tres veces por semana, mejor a diario, en posición tumbado. Las personas de color de piel oscuro sintetizarán notablemente menos vitamina D con la misma exposición solar que aquellas personas de tez clara. 
  • Escasa síntesis cutánea en los meses de invierno y primavera. En latitudes cercanas a los 40ºN y 40ºS, como es el caso de España, los rayos UVB son insuficientes para la síntesis de vitamina D necesaria en los meses de octubre a marzo.   




Según un estudio realizado por el Grupo de Investigación en Radiación Solar de la Universidad Politécnica de Valencia, "Solar ultraviolet doses and vitamin D in a northern mid-latitude", se concluye: que a pesar de que en los meses de verano hay suficiente sol para mantener los niveles de vitamina D óptimos , en los meses de otoño e invierno no lo es. Este podría ser un factor importante  que contribuyera a la deficiencia de vitamina D en la población general, junto al uso excesivo de  protección solar. Este estudio pone de manifiesto una situación  que gran parte del colectivo médico desconoce y brinda la oportunidad de poder plantearse estrategias que mitiguen esta situación, como puede ser el uso de suplementos o una mayor exposición solar en verano sin  que eso implique mayor riesgo de desarrollo de cáncer de piel. El objetivo del estudio fue estimar el tiempo de exposición a radiación solar para obtener la dosis recomendada diaria de vitamina D ( 1000UI) y el tiempo de exposición solar necesario para inducir eritema cutáneo, en una latitud como la de Valencia, alrededor del mediodía, en las diferentes estaciones.

A continuación se recogen los tiempos de exposición, en un día soleado, tumbado, con ropa corta y sin protector solar, que los respectivos tipos de piel necesitan diariamente para producir alrededor de 2000UI de vitamina D. De pie, caminando o corriendo, obesidad severa y ancianos la exposición deberá ser el doble. (Tomado de otras fuentes)





Factores y grupos de riesgo de déficit de vitamina D

  • Condiciones ambientales: geografía, latitud, altitud, condiciones atmosféricas que influirán en la intensidad de la radiación.
  • Disminución de la exposición solar por medidas de protección solar, estilo de ropa cubierta por motivos culturales o religiosos y permanencia en espacios cerrados por largos periodos de tiempo.
  • Lactantes exclusivamente amamantados.
  • Pigmentación de la piel.
  • Edad avanzada (capacidad reducida de síntesis )
  • Enfermedades crónicas hepáticas o renales.
  • Enfermedad inflamatoria intestinal 
  • Síndrome de malabsorción de grasas (no absorben la vitamina D)
  • Obesidad
  • Déficit de magnesio.

Necesidades de vitamina D

En 2010 la Junta de Nutrición y Alimentos del Instituto de Medicina estableció la Ingesta Diaria Recomendada (IDR) de vitamina D en base a maximizar la salud ósea:

              0-12 meses          400 UI/día (10ug)
              1-70 años            600 UI/día (15 ug)
              >70 años             800 UI/día (20 ug)
              Embarazadas      600 UI/día (15 ug)
              y lactantes


Sin embargo las recomendaciones del Instituto Linus Pauling en cuanto a los requerimientos del infante serían de 400- 1000 UI/día, 600-1000 UI/día para niños y adolescentes y 2000 UI/día para adultos sanos.
La Academia Americana de Pediatría actualmente recomienda que todos los infantes, niños y adolescentes reciban diariamente 400 UI de vitamina D suplementaria.


Magnesio y fósforo

El magnesio y el fósforo son elementos fundamentales para muchos procesos biológicos incluida la mineralización ósea, por lo que el mantenimiento de su homeostasis es esencial para la supervivencia. A pesar de que nuestro organismo tiene buenos depósitos de ambos nutrientes, fundamentalmente en el hueso y ante situaciones de carencia puede recurrir a ellos, es importante conseguir a través de la dieta cubrir las necesidades de estos.
La regulación de los niveles de fósforo va a depender de las mismas hormonas y vitamina D que controlan el metabolismo del calcio. Los requerimientos de fósforo los vamos a cubrir fácilmente a partir de la ingesta, puesto que es un mineral contenido en múltiples alimentos. Lo vamos a encontrar sobre todo en alimentos proteicos como carnes y pescados, pero también en frutos secos, semillas, legumbres, leche y sus derivados. La vitamina D también va a influir en la absorción intestinal del magnesio y su equilibrio en sangre va a estar muy relacionado con los niveles de calcio. La mayor parte del magnesio procede de frutas como banana, albaricoque, aguacate, papaya, verduras sobre todo de hoja verde, nueces, almendras, anacardos, castañas, legumbres, guisantes, soja, semillas, cereales de grano entero, mijo, arroz, leche o cacao.


Conclusiones

La salud de nuestros huesos va a depender de múltiples factores, genéticos, biológicos y medioambientales. Nuestro estilo de vida "moderno", tipo de alimentación, estrés, sedentarismo, va a influir directa o indirectamente en el desarrollo de patologías óseas. No sólo es importante alcanzar la ingesta óptima de calcio, también lo es asegurar una buena absorción y asimilación de éste y de otros nutrientes que juegan un papel fundamental en el desarrollo óseo. La leche y derivados lácteos en general son alimentos  con alto contenido en calcio y con muy buena biodisponibilidad. No dejan de ser un complemento interesante de nuestra dieta. ¡Pero no son los únicos! El hecho de que sean fuente de proteína animal los convierte en alimentos de los que no se debe abusar. Sí, podemos consumirlos, pero dentro de una dieta lo más variada y equilibrada posible donde sean las fuentes de calcio de origen vegetal las que predominen.




"Trastornos del calcio,el fósforo y el magnesio" Sociedad Española de Nefrología.
"Vitamina D" Linus Pauling Institute
"The Relation between Dietary Protein, Calcium and Bone Health in Women: Results from the EPIC-Potsdam Cohort"

jueves, 25 de enero de 2018

Diagnóstico y tratamiento de la histaminosis crónica



   A pesar de que el objetivo de este blog no es el de abordar tratamientos específicos, sino el de dar a conocer de forma general la Histaminosis y temas más o menos relacionados con ésta; quiero daros unas nociones generales y orientativas con respecto al diagnóstico y al manejo terapéutico, tal y como yo lo entiendo.

Como expuse en temas anteriores la Histaminosis crónica es un trastorno adquirido que sufre el ser humano como resultado de la suma de daños acumulativos y mantenidos en el tiempo, propios de la época y entorno en  el que vivimos. Es pues, una consecuencia propia del estilo de vida occidental. Los cuatro factores fundamentalmente involucrados en mayor o menor medida en este trastorno son :
  • Desequilibrios de la microbiota y estados de disbiosis. Esto conlleva alteraciones en las funciones metabólicas, inmunitarias y digestivas de la microbiota.
  • Desarrollo de intolerancias alimentarias o histaminosis alimentaria no alérgica (HANA). Habitualmente a múltiples alimentos que normalmente consumimos con frecuencia y desconocemos porque no relacionamos con nuestros síntomas.
  • Situaciones de estrés físico y emocional a las que nos exponemos de forma mantenida, que  favorecen un estado de agotamiento crónico de la persona y una falta de respuestas hormonales adaptativas.
  • Efecto y acúmulo de tóxicos tisulares. ej: alcohol, tabaco, xenobióticos, metales pesados, acetaldehido (candidiasis intestinal), etc. Responsables de trastornos disfuncionales a la hora de comportarse como disruptores hormonales, tener capacidad cancerígena o saturar nuestros sistemas de depuración y desintoxicación.
La consecuencia será, el aumento progresivo de los niveles de histamina en los tejidos hasta el punto de dar clínica, a través de mecanismos directos o indirectos.

Es cierto que ante los mismos estímulos medioambientales habrá personas que lleguen a desarrollar estados de enfermedad más o menos graves que otras. Sin duda los factores genéticos y biológicos de cada individuo marcarán la capacidad de cada uno de poder restablecer su equilibrio en mayor o menor medida favoreciendo la instauración de la enfermedad o la recuperación del estado de salud.

Hoy por hoy la Histaminosis crónica es un trastorno muy poco conocido del que cada vez más se empieza a hablar en el ámbito médico. Se requieren aún muchos estudios e investigación, para poder llegar a conocer más acerca de la complejidad de este proceso. Esto hace que actualmente no existan cifras de incidencia o frecuencia. Pero además, se hace difícil cuantificar un trastorno cuya clínica puede ser muy variada. Se habla que la intolerancia alimentaria o histaminosis alimentaria no alérgica (HANA) puede ser un problema presente hasta en el 50% de la población.



Diagnóstico

El diagnóstico es fundamentalmente clínico. Para un profesional que conozca la existencia de este trastorno es relativamente fácil su diagnóstico con una buena historia clínica. Por supuesto, aunque se sospeche, será necesario en la mayoría de los casos realizar pruebas complementarias que descarten o confirmen la presencia de alteraciones orgánicas o funcionales compatibles con otras patologías, que a su vez podrían ser el único problema o concomitar con la histaminosis. 
Por lo general el paciente con histaminosis crónica presenta síntomas variados, de diversa índole: digestivos, cutáneos, respiratorios, osteomusculares, neurológicos, psicológicos, ginecológicos -urológicos...Suelen responder mal a los tratamientos específicos convencionales y por lo general, las pruebas diagnósticas realizadas suelen ser normales. Esto es debido a que la histaminosis es un trastorno funcional y potencialmente reversible si se eliminan los estímulos negativos.

Aunque el diagnóstico es clínico, en la mayoría de las ocasiones se hace difícil conocer la totalidad de los alimentos que al paciente le sientan mal. Es por esto, que se hace necesario el apoyo de algunas pruebas diagnósticas. Concretamente el Test de histamina modificado o de tercera generación. Es un arma de gran ayuda para conocer cuáles son los alimentos concretos a los que el paciente es intolerante y son responsables de la liberación de histamina por la activación del sistema inmunitario. Se trata de una prueba sanguínea muy específica a la que no tiene acceso todo profesional y no se realiza en laboratorios convencionales. 

Otras pruebas complementarias que serían interesantes son las destinadas a objetivar el estado de alteración de la flora intestinal, como son, el coprocultivo o el estudio del microbioma (genes de la microbiota). Pero hoy por hoy o bien tienen bajo rendimiento con resultados poco fiables como  ocurre con el coprocultivo, o tienen precios elevados que no están al  alcance de muchos bolsillos como  ocurre con el estudio genético.
El test de estrés, test de tóxicos y test de mineral ambos en cabello, también nos pueden ayudar a perfilar la situación clínica del paciente.

Tratamiento

El tratamiento va encaminado a restablecer el equilibrio durante años perdido. Para ello no existen tratamientos farmacológicos mágicos que lo restauren en 3 días. El tratamiento implicará la paciencia, el esfuerzo y sacrificio del paciente, que deberá cambiar su forma de alimentarse y adquirir nuevos hábitos de vida más saludables. En definitiva, modificar su estilo de vida de tal manera que perdure en el tiempo y que favorezca la recuperación de la salud perdida. Aquí, a mi modo de ver, no existen pautas terapéuticas únicas o exclusivas, mejores ni peores. Cada profesional utilizará los recursos  terapéuticos propios de su conocimiento o doctrina, siempre encaminados a restablecer el bienestar del paciente. Eso sí. Parece lógico, que si buscamos  el equilibrio de la persona le ayudemos de la forma más natural posible. Evitando en la medida de lo posible y siempre que su patología de base lo permita, el uso de fármacos de síntesis que contribuyen al desequilibrio.
Por lo tanto el tratamiento irá encaminado a:
  1.  Eliminar de la dieta aquellos alimentos a los que presenta intolerancia. Comer de forma más saludable, diversificar la dieta, no abusar siempre de los mismos alimentos. Comer alimentos menos procesados, más naturales, sin aditivos. Disminuir la ingesta de azúcares y edulcorantes y tomar más cereales integrales. Aumentar la ingesta de frutas y verduras a poder ser ecológicas, al igual que legumbres, semillas y frutos secos.Disminuir el consumo de carne y en  general de proteína animal. Evitar tabaco, alcohol y exceso de café.
  2. Restituir la integridad de la barrera intestinal para que así la absorción de nutrientes se haga correctamente y el desarrollo de nuevas intolerancias alimentarias no tenga lugar. De ahí la importancia de restablecer la microbiota intestinal y su correcto funcionamiento. Para mí pieza clave en la instauración de este trastorno. La ingesta de alimentos saludables será necesaria para favorecer la proliferación de "bacterias amigas".. Una dieta rica en prebióticos y probióticos naturales. También la toma de suplementos probióticos, aminoácidos esenciales, antifúngicos y antibióticos naturales pueden ser convenientes para alcanzar la reparación intestinal y el equilibrio microbiano.
  3. Será primordial la corrección del estado carencial que suele asociarse al trastorno con complejos multivitamínicos y multiminerales. Con especial mención a la vitamina D, íntimamente relacionada con los estados de la microbiota y deficitaria en estados de disbiosis; zinc, selenio, ácidos grasos esenciales (omegas 3 y 6), etc.
  4. Favorecer la desintoxicación con la ayuda de sustancias naturales quelantes que permiten la eliminación de tóxicos  por vía renal y hepática, como son las infusiones, suplementos nutricionales o aminoácidos.
  5. Adquisición de buenos hábitos. Minimizar los tóxicos a los que nos exponemos, tanto los que inhalamos, por ejemplo en los productos de limpieza, hasta los que nos ponemos, por ejemplo en los productos para la higiene personal, cosméticos, maquillajes,etc. Práctica de ejercicio físico de forma regular y actividades al aire libre y con amigos. Evitar y saber solventar situaciones que impliquen sufrir estrés mantenido y sobre todo, no generarnos más del debido. 
Esto puede ser un abordaje terapéutico general válido para la gran mayoría, pero cada caso requerirá la adecuación del tratamiento en función de las necesidades individuales. El tratamiento siempre deberá estar orientado y vigilado por un profesional y no se debería optar por la automedicación sin asesoramiento médico. Hoy en día existen profesionales médicos que ofrecen cobertura a estos pacientes y constituyen un grupo de trabajo pionero en el estudio y conocimiento de la Histaminosis (grupo Histal, SHC Medical).

Por lo general, los cuadros de histaminosis en niños suelen responder bien a los tratamientos. Dermatitis atópica, hiperreactividad bronquial/asma no alérgico, dolor abdominal funcional, trastornos en el tránsito intestinal, dolores osteomusculares inespecíficos, suelen ser las manifestaciones clínicas que con más frecuencia expresa la histaminosis en sus fases más precoces.  La mejoría clínica será considerable modificando su alimentación, potenciando su microbiota y eliminando los tóxicos y estrés de sus vidas.




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