KÉFIR
Para mí el
kéfir era algo totalmente desconocido. Fue a raíz de conocer y entender que
gran parte de la base de mi trastorno era la disbiosis intestinal, cuando mi
marido, también médico, emprendió la búsqueda de probióticos naturales que se
pudieran tomar fácilmente de forma habitual como parte de una dieta
equilibrada. El kéfir de agua parecía ser una gran opción. Nos empezamos a interesar por él. Buscamos y
encontramos bibliografía científica donde se
reconocían los beneficios sobre la salud de este probiótico natural. Por
contra, no encontramos ningún artículo donde se hablara mal de él. Para mí lo
tenía todo: fácil de hacer, barato, completo, muy rico en vitaminas y distintas
especies de bacterias y levaduras, bajo riesgo de intolerancia, versátil a la
hora de tomar y ….no tiene fin! Empezamos a tomarlo de forma diaria toda la
familia y comprobamos en poco tiempo, cómo los trastornos del tránsito
intestinal (diarrea/estreñimiento), asma, dermatitis atópica, alergias, cifras
de colesterol en sangre, mejoraban significativamente y cómo nos hacíamos más
resistentes a los procesos infecciosos. Desde entonces lo recomiendo a mis
pacientes y a sus familias, como un hábito más, dentro de un estilo de vida más
saludable que trato de contagiarles. Aunque en mi práctica clínica aún es pronto para sacar conclusiones, los
efectos beneficiosos, en aquellos pacientes que
lo toman de forma regular, son
una realidad.
¿Qué es el kéfir?
El kéfir es
una bebida fermentada, elaborada a partir de agua azucarada o leche,
constituida por una combinación de microorganismos, bacterias probióticas y
levaduras, con efectos beneficiosos para la salud. Se obtiene a partir de los
microorganismos que residen en una matriz de proteínas, lípidos y azúcares
llamados gránulos o nódulos de kéfir, también conocidos como tíbicos o búlgaros. Constituyen una masa biótica simbiótica, envuelta por una
capa polisacárida gelatinosa soluble en
agua, compuesta principalmente por los monosacáridos glucosa y galactosa
denominada kefirán. Estos
microorganismos que habitan los nódulos se encargan de fermentar de manera
natural los azúcares de su medio, generando ácido láctico, etanol y anhídrido
carbónico, resultando un líquido rico en microorganismos probióticos, vitaminas
y metabolitos activos, con múltiples beneficios para el organismo.
Existen dos
tipos de kéfir: de leche o de agua; en función de los gránulos que
empleemos para la fermentación. Los gránulos de leche fermentan la lactosa y
los gránulos de agua fermentan la glucosa. Fundamentalmente va a cambiar el
aspecto de los nódulos y el producto final. La composición microbiana de ambos va
a ser la misma y los beneficios que reportan en cuanto a la composición
bacteriana son idénticos. El inconveniente que presenta el de leche es su
ingesta limitada o desaconsejada en aquellas personas con alergias o
intolerancias a la leche, tanto a la lactosa como a la proteína de leche de
vaca. El kéfir de agua resulta más versátil a la hora de tomarlo. Al tratarse
de agua no tiene porqué limitarse la ingesta siempre y cuando siente bien y todo el mundo puede consumirlo
independientemente de sus intolerancias alimentarias. Es por todo esto que
recomiendo el kéfir de agua frente al de leche y por lo que me voy a centrar
más en hablaros de él.
La kombucha es otra bebida fermentada que
no guarda relación con el kéfir y que muchas veces se confunden términos, denominándolo
de forma errónea como “kefir de té”.
Desde hace
cien años, se ha asociado el consumo de kéfir con diversos efectos favorables
sobre la salud. Los beneficios más conocidos actualmente documentados incluyen
la regulación de la función digestiva y flora intestinal con la eliminación de
gérmenes patógenos, participación en el metabolismo mejorando la lipólisis
(metabolismo de las grasas), poderoso antioxidante y favorecedor de cicatrización
de heridas. Nuevas investigaciones han constatado que su consumo habitual
potencia y modula el sistema inmunitario, no solo como defensa ante posibles
infecciones y procesos alérgicos, sino incluso inhibiendo el crecimiento
tumoral. Estudios "in vitro" han demostrado acción anticancerígena sobre diversos
tipos de células cancerígenas.
Origen del kéfir
El kéfir de leche es uno de los productos lácteos más
antiguos que se conocen, consumido durante miles de años, procedente del
Cáucaso. Los musulmanes lo llamaban “Los
granos del Profeta Mahoma” y era considerado un maná de Alá. Creían que
perdía todas sus virtudes si lo utilizaban personas de otras religiones;
algunas crónicas relatan que se castigaba con pena de muerte a quien revelase
el secreto del kéfir a otras tribus extranjeras.
Ya en la antigüedad los campesinos del norte de las montañas
del Cáucaso preparaban una bebida llamada ayrag,
más conocida como kumis, dejando la
leche remansada en odres fabricados con piel de cabra los cuales nunca se
lavaban. Según la estación, los colgaban cerca de la puerta de la casa, en el
exterior o el interior. Se añadía leche fresca para reemplazar al ayrag que se
iba consumiendo según se iba desarrollando la fermentación. En cierto momento
observaron que la corteza esponjosa y blanquecina de la pared interior de la
piel era capaz, si se le añadía leche, de dar una bebida distinta y mejorada
del ayrag original, la cual se denominó Kéfir
(Képhir, Képhyr, Kefir). Se cree que la palabra kéfir proviene del turco kief
que significa “agradable sensación o sentirse bien”, para referirse a la
agradable sensación experimentada cuando se ingiere, y que conlleva además la
connotación de bendición a quién se regala.
Con respecto al origen del kéfir de agua no está del todo
claro, debido a la falta de historia, ya que este probiótico natural es muy
antiguo teniendo más de 3000 años de antigüedad. Pero existen dos
investigaciones que sitúan los posibles origines:
§ La primera sostiene que provienen de
México. Donde el cultivo tíbico se formaba en las almohadillas del cactus
Opuntia, formando la famosa bebida fermentada con el jugo del cactus espinoso.
§ La segunda pone el origen en el
Tibet, concretamente al sur de Ucrania y en las grandes montañas del Cáucaso.
La realidad es que la falta de historia, debido a la
antigüedad del mismo, hace realmente difícil situar el origen concreto. Lo que
sí queda claro, es que se han utilizado durante miles de siglos por diferentes
culturas en todo el mundo. Durante el siglo XIX se usaba como remedio natural
contra la tuberculosis. Fue uno de los grandes secretos de ciertas tribus del
Caucásico y está relacionado con la longevidad de sus tribus.
Composición
Los
gránulos de kéfir están constituidos por el 90% de agua, el 6% polisacáridos, el
3% de proteína, el 0,2% de grasas y microorganismos, bacterias y levaduras. Son
el resultado estructural de la utilización de metabolitos obtenidos a partir
del metabolismo de los azúcares (lactosa o glucosa) por parte de los microorganismos que a su vez
cohabitan en ellos. Entre estas bacterias y levaduras se existe una relación
simbiótica, estableciéndose un metabolismo combinado resultando beneficioso
para todos. A partir de bacterias acido-lácticas tiene lugar una fermentación
alcohólica de los azúcares presentes en la leche o agua azucarada. El resultado
de esta metabolización es la liberación de alcohol, ácido láctico y anhídrido
carbónico, entre otros metabolitos intermedios, sustancias bioactivas como
antibióticos naturales. Los productos de desecho metabólico de las bacterias
son utilizados como fuente energética por las levaduras y éstas a su vez,
proveen a las bacterias de sus
necesidades en vitaminas, aminoácidos y factores de crecimiento estableciéndose
así un equilibrio perfecto, donde ninguna especia predomina sobre otras,
manteniéndose estable la composición con el paso del tiempo.
Se han
identificado hasta 21 y 23 especies diferentes de bacterias y levaduras
respectivamente en el kéfir. Entre las bacterias más habituales están Lactobacillus acidophilus, Lactobacillus
paracasei, Lactobacillus helveticus, Latobacillus kefiri, Bifidobacterium
bifidum, Streptococcus thermophilus, Acetobacter aceti generadoras del
vinagre y especialmente Lactobacillus sp
resistente al intenso medio ácido estomacal
y a la presencia de acidos biliares y Lactobacillus kefiranofaciens generador del kefirán. Con respecto a
las levaduras las más habituales son Torulopsis
holmii, Saccharomyces cerevisiae, kluyveromyces marxianus, Cándida kéfir,
Saccharomyces unisporus, Saccharomyces exiguus. Todas ellas fundamentales
para el metabolismo de los azúcares y la síntesis de factores de crecimiento
indispensables tanto para la síntesis de los polisacáridos de la matriz, como
para el desarrollo de los lactobacilus. El metabolismo de las bacterias y
levaduras puede cambiar con la química del medio en el que se desarrollan y las
condiciones físicas medioambientales que las rodean, lo que explicaría las
numerosas variaciones en textura, color, sabor y olor que pueden obtenerse con
los mismos gránulos, según el tipo de leche
o azúcar que se utilice, temperatura ambiental o grado de fermentación.
Según queda constatado desde 1993, en un gramo de kéfir hay más de diez
millones de unidades formadoras de colonias, lo que puede efectivamente
considerarse un probiótico.
La bebida
resultante recuerda a una limonada, ácida un poco carbonatada, resultado de la
presencia de ácido láctico y anhídrido carbónico. Rica en probióticos, vitaminas
(complejo B y K), antioxidantes, antibióticos naturales y otros muchos
metabolitos activos. Apta para tomar a cualquier hora del día (mejor en ayunas
o antes de las comidas) y la cantidad que se desee o que se tolere. Como en cualquier
fermentación de azúcares, se va a liberar alcohol (etanol). El kéfir de agua se
considera una bebida con bajo contenido en etanol. La graduación puede variar
entre 0,3-2% en un segundo día. La síntesis de éste va a depender del tiempo y
grado de fermentación, la temperatura, la cantidad de azúcar y el tipo de
recipiente que se use en la elaboración. A más días de fermentación, nódulos
más activos, más temperatura ambiental y más concentración de azúcar mayor
porcentaje de alcohol. También el hecho de que fermente en un bote
herméticamente cerrado impide la evaporación y volatilización del etanol. Es
por esto, que para minimizar el contenido de alcohol, sobre todo a la hora de
consumirlo los niños, recomiendo que lo ingieran diluido al medio o más. Con
medio vaso al día será suficiente para los más pequeños .
El crecimiento de los gránulos es la señal de que las cosas
van bien y estamos realizando el cultivo apropiadamente. Un efecto
característico del Kéfir es que está en constante crecimiento, puesto que son
microorganismos vivos. Los nódulos que crean, se parten por gemación y pronto
duplicarán su tamaño necesitando más aporte energético y espacio.
Qué cantidad tomar
No hay
cantidades mínimas ni máximas. Se tomará lo que cada uno tolere, quiera o le apetezca. Es recomendable que al principio se ingieran cantidades pequeñas y
progresivamente se vayan aumentando los volúmenes. A pesar de que son”bacterias
buenas”, estamos introduciendo grandes cantidades de microorganismos en nuestro
organismo, frente a los que nuestro sistema inmunitario puede reaccionar. Por
esto no es raro que al principio, los primeros días, podamos notar síntomas
como diarreas, flatulencia, sensación febril, cefalea, astenia. Si es este el
caso, deberéis bajar la ingesta e ir adecuándola según la tolerancia. No es tan importante la
cantidad ingerida como la constancia. Tomar kéfir, no importa la cantidad, de
forma diaria y durante largo tiempo, nos ayudará a reforzar nuestra microbiota.
Modo de preparación
Ingredientes:
§ 1 litro de agua mineral
§ 50 g de tíbicos
§ 50 g de panela o azúcar moreno integral
§ Medio limón entero (opcional)
§ 3 dátiles o similar (pasas, higos
secos) (opcional)
- Lave un recipiente de vidrio. Evita usar jabón en la limpieza del recipiente ya que tiene compuestos que pueden alterar la viabilidad de los probióticos. Una vez empezado el proceso de fabricación no es necesario lavar los tarros exhaustivamente. Enjuagarlos con agua es suficiente.
- Añadir el agua. Se pueden aumentar las proporciones de los ingredientes según el consumo que se tenga.
- Añadir el azúcar moreno o panela. No se aconseja utilizar miel en lugar de azúcar. La miel tiene propiedades antimicrobianas y puede dañar los gránulos de kéfir de agua o retrasar su proliferación. El mejor azúcar de caña es la panela. La panela es el jugo de la caña de azúcar concentrado y solidificado por la evaporación del agua que contiene. Este azúcar, panela, no sufre ningún proceso de refinamiento, ni otro tipo de procedimiento químico (cristalización, depuración, etc.). Es un producto más nutritivo que conserva todas las propiedades de la caña de azúcar (minerales y vitaminas).
- Añadir los tíbicos y el resto de los ingredientes.
- Tape el bote no de forma hermética. Puede cubrirlo con un paño o gasa limpia fijada con banda elástica para permitir la aireación. Conservar en un lugar tranquilo fuera de la luz solar directa. Por lo general, la bebida estará lista en 24 a 72 horas en función de los factores anteriormente comentados. ej: en verano el kéfir suele estar listo antes que en el invierno por la temperatura ambiental. Os aconsejo esperar el tiempo suficiente para conseguir un kéfir con sabor ácido agradable pero sin dulzor. De este modo no tomamos azúcares innecesarios, la carga de microorganismos es más alta y el contenido de etanol insignificante.
- Sacamos el limón y los dátiles. Colamos los nódulos en otro segundo bote o jarra, de donde iremos bebiendo la preparación. Evitaremos cucharas y coladores metálicos. Utilizaremos sólo madera, plástico o cristal. El líquido obtenido se mantendrá refrigerado o a temperatura ambiente siempre y cuando la temperatura no sea muy elevada para evitar que siga la fermentación.
- Con los nódulos que hemos colado y escurrido, tomaremos la cantidad necesaria para hacer una nueva preparación en el bote inicial. Y vuelta a empezar….
Conservación
Conservación de los nódulos por unos
días.
Podemos conservar los nódulos metiéndolos en un recipiente de vidrio con suficiente agua (cubrir con 2-3 dedos de agua) y panela (2-3 cucharadas), en refrigeración o a
temperatura ambiente (más conveniente). Si dejamos a temperatura ambiente cambiaremos el agua y añadiremos azúcar cada pocos días (2 ó 3 días). Si se mantiene en refrigeración la actividad de los
nódulos es más lenta y no requerirán tanto alimento.
Conservación de los
nódulos por congelación.
A veces nos interesa tener una reserva de nódulos a la que poder recurrir si perdiéramos nuestros nódulos. Para ello una manera de conservarlos es por congelación. Los enjuagamos bien (evitar el cloro), los secamos y colocamos en
recipiente de vidrio dentro del congelador. Exponerlos a estos cambios de temperatura y mantenerlos en este estado tiempos muy
prolongados, podría favorecer que la composición del kéfir se alterara y los nódulos perdieran paulatinamente su vigor. Para
reactivar los nódulos congelados una vez sacados del congelador los lavamos y dejamos reposar en
agua a una temperatura de 20 a 30ºC hasta que se re-hidraten por completo. Después podemos ponerlos durante unos días en bote con agua y azúcar que los cubra. Una vez comprobado que están activos (echan burbujas ), podemos hacer nuestra preparación.
Conservación de los nódulos
por secado
Otro método de conservación de los nódulos es por secado o deshidratación. Se enjuagan los nódulos y escurren. Se extienden en plato con papel absorbente y dejamos secar, con aire caliente que no supere los 35ºC o al aire libre cubiertos para protegerlos de las impurezas que les puedan caer. Para reactivarlos los meteremos en agua durante unas horas hasta que se rehidraten. Después podemos mantenerlos durante unos días en agua con azúcar para que se reactiven .Una vez activados podremos hacer nuestra preparación.
Beneficios demostrados del kéfir
1. Propiedades antibióticas,
antivíricas y antifúngicas.
Son varios los ensayos “in vitro” que
demuestran estas propiedades del kéfir. No sólo libera sustancias que impiden
la entrada de patógenos en sus colonias sino que incluso inhibe el crecimiento
de patógenos en su entorno. Se ha demostrado su efecto bactericida frente a Listeria innocua, Echerichia coli,
Staphylococcus aureus, Salmonella sp, Listeria monocitogenes, Streptococcus
pyogenes, Clostridium botulinum y Cándida
albicans. También se ha demostrado su efecto inhibitorio frente a Helicobacter pylori.
2. Estimulación del sistema
inmunitario.
Existen estudios que demuestran su efecto
estimulante del sistema inmune innato, tanto en su respuesta antitumoral como
frente a patógenos intracelulares.
3. Inhibición del crecimiento tumoral
Numerosos estudios en ratones e “in vitro”
demuestran este efecto y su poder antimetastásico en tipos de cáncer como el de
mama o el de pulmón.
4. Anticolesterolemiante
Una explicación posible de este efecto es que
aumenta la producción de ácidos biliares y eso obliga al hígado a fabricar más
bilis usando el colesterol de la sangre.
5. Útil en las alergias
Se recomienda su uso en asmáticos por sus propiedades antiinflamatorias y
antialérgicas. Disminuye la hiperpermeabilidad de la barrera intestinal
impidiendo el paso de antígenos alimentarios al torrente sanguíneo dificultando
el desarrollo de alergias e intolerancias alimentarias.
6. Eficacia en las enfermedades
inflamatorias intestinales.
Es demostrada su eficacia antiinflamatoria en
la colitis ulcerosa, “diarrea del viajero” y diarrea por rotavirus.
7. Utilidad en el eccema atópico
Existen pruebas de la acción protectora del kéfir
sobre la mucosa intestinal, tanto para prevenir como reparar los daños
provocados a partir de la ingesta de los alérgenos en niños.
8. Enfermedades respiratorias
infantiles y potenciación del sistema inmune.
9. Infecciones vaginales
10. Efecto antioxidante.
10. Efecto antioxidante.
Estudios concluyen que tiene más efecto
antioxidante que la vitamina E.
11. Otros
estudios
Se demuestra en estudios en ratas, que el kéfir
tiene un efecto potencial sobre el tratamiento de la depresión inducida por el
cese de la nicotina, la ansiedad y el deterioro cognitivo. Concluyen que el kéfir
puede ser útil para terapia adjunta para protocolo de tratamiento de abandono
de nicotina.
Conclusiones
De todo lo analizado se deduce que difícilmente
pueda encontrarse en el mundo occidental industrializado un fermento que nos
aporte más beneficios a la salud que el kéfir. Con la ventaja de que a
diferencia de otros productos fermentados el kéfir permite una elaboración
sencilla, artesanal y casera, en cuyo proceso el consumidor puede jugar además
con sus características organolépticas -acidez, graduación alcohólica, base de
fermentación, etc - sin que ello afecte a su
eficacia terapéutica. A fin de cuentas el kéfir aprovecha la sinergia de
tres agentes terpéuticos: las bacterias probióticas, los fermentos enzimáticos
transformadores de nutrientes y los polisacáridos del kefirán que juegan un
papel importante y aún poco conocido como inmunomoduladores. El kéfir potencia
el sistema inmune sin riesgo, tanto en personas sanas como con patologías
diversas, incluyendo a los niños en la etapa infantil inicial como a los ancianos.
Estudio científico de los efectos antimetastásicos y antiangiogénicos del agua de kéfir en el cáncer de mama
Estudio científico acerca del efecto del kéfir en la ansiedad inducida por el abandono de la nicotina, la depresión y el deterioro cognitivo.
"Kéfir: el rey de los probióticos"
Estudio científico de los efectos antimetastásicos y antiangiogénicos del agua de kéfir en el cáncer de mama
Estudio científico acerca del efecto del kéfir en la ansiedad inducida por el abandono de la nicotina, la depresión y el deterioro cognitivo.
"Kéfir: el rey de los probióticos"
Gracias por compartir con nosotras tu conocimiento...mi siento bastante perdida con algunos temas como alimentación, probioticos, kefir...estoy deseando aprender sobre este tema. Necesito mucho esclarecimiento porque estoy cambiando mi forma de comer, y también de mis hijos. Gracias!!!! Sigue con tu fuerza y ganas por hacer cada dia mejor tu trabajo como medica, enhorabuena!!!👏👏👏👏
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