jueves, 16 de noviembre de 2017

TRIGO, HARINAS y PAN.

El trigo es uno de los cereales más producidos globalmente junto al maíz y el arroz y es el más ampliamente consumido por el hombre hoy en día. “Trigo” es el término que designa al conjunto de cereales que pertenecen al género Triticum. Son plantas anuales de la familia de las gramíneas. Existen muchísimas variedades de trigo. Más de 30.000 a lo largo de toda su historia, desde su domesticación y cultivo por el hombre por primera vez, ya hace 10.000 años, en el antiguo Oriente Próximo, hasta nuestro tiempo. Muchas de estas especies hoy por hoy aún vigentes como carraón, espelta, khorasan, farro, kamut, triticale, escanda….
En función de su utilidad y propiedades se puede clasificar en:

§  Trigo blando o duro, según se emplee para hacer harinas para pan o pasta.
§  Trigo de invierno o de primavera, según se planten en otoño o primavera y requieran climas suaves o más fríos.
§  Trigo fuerte o flojo, según su contenido en gluten.
§  Trigo vítreo o harinoso según su textura.
§  Trigo rojo o blanco según su color dependiente de la cantidad de taninos.

El trigo moderno es el resultado de la selección e hibridación de especies para conseguir variedades de harinas más panificables, más ricas en gluten, por sus cualidades viscoelásticas y adhesivas tan demandadas por la industria alimentaria.

Composición química del trigo

El grano maduro del trigo está constituido por proteínas, hidratos de carbono, lípidos, vitaminas, minerales, agua, enzimas y compuestos nitrogenados. El trigo también posee sustancias que actúan como antinutrientes. Es el caso de los fitatos. Sustancias que impiden en parte la absorción de algunos nutrientes como el hierro, zinc, calcio y magnesio.


El grano de trigo consta de tres partes: 


§  Salvado. Es la capa protectora más externa del grano constituida a su vez por varias subcapas. Supone el 13-15 % del grano. Es rica en vitaminas, minerales, fibra, sustancias antioxidantes y proteínas (diferentes al gluten).
§  Endospermo. Es la capa intermedia del grano. Rica en proteínas sobre todo gluten, pobres en aminoácidos esenciales y en hidrataos de carbono sobre todo almidón y vitamina B. Representa el 83% del total del grano. Es la fuente única de las harinas refinadas.
§  Germen. Es la semilla, localizada en la parte más interior, donde se encuentran la mayor parte de vitaminas sobre todo la vitamina E y B, minerales, ácidos grasos esenciales y proteínas. Supone el 2-3 % del total del grano.

La harina integral de trigo es aquella que contiene estos tres componentes.



La molienda

El proceso de molienda del trigo para producir harina se realizaba antiguamente de una forma manual, utilizando piedras. Posteriormente con el tiempo, se utilizaron molinos de piedra movidos por agua o viento para pasar en la actualidad a modernos molinos  eléctricos. En los procesos más antiguos se extraía la harina tras dar pocas pasadas y se componía del grano entero. En la actualidad, con la mecanización de este proceso, se consiguen  harinas cada vez más refinadas, donde se apartan y extraen el salvado y el germen, con el fin de que el producto final sea más resistente al paso del tiempo y sea más agradable al paladar del consumidor. Pero por el contrario su calidad nutricional se ve empobrecida al prescindir de estas dos partes del grano, donde se concentra la mayor cantidad de nutrientes.

Harina refinada vs harina integral

Las harinas refinadas, además de tener menor valor nutricional, presentan un índice glucémico elevado porque sus azúcares son digeridos y absorbidos rápidamente, lo cual genera un aumento brusco de la glucemia (nivel de glucosa en sangre). Esta elevación pone en marcha mecanismos metabólicos para contrarrestar el exceso de azúcar en sangre, liberando grandes cantidades de insulina al torrente sanguíneo, que rápidamente corrige esos niveles metiendo el azúcar en las células. Esta nueva bajada de azúcar en sangre se traduce en la nueva sensación de apetito.
Como conclusión, las harinas refinadas elevan notablemente los niveles de glucosa y de insulina en sangre, y estimulan la aparición de la sensación de hambre, lo cual lleva a consumir una mayor cantidad de alimentos.
Las harinas integrales conservan su fibra y proteínas, por lo que requieren de un mayor trabajo digestivo y también se absorben más lentamente. Como resultado, la glucemia solo sufre pequeños incrementos y la insulina es liberada gradualmente, a medida que se la necesita, sin provocar hambre y sin favorecer la síntesis de grasas.
De este modo, las harinas integrales aumentan el valor de saciedad de la dieta y disminuyen el apetito.

Composición nutricional  de harina refinada y harina integral.


Proteínas del trigo

Entre las proteínas presentes en el trigo se encuentran las globulinas, albúminas y gluten, éste a su vez constituido por prolaminas y gluteninas.


El gluten es una proteína presente en cereales de secano como el trigo, cebada, ceteno y avena. Está conformado por la asociación de dos tipos de proteínas: las prolaminas y las gluteninas. Representa el 80-90% de las  proteínas del trigo y es una proteína de bajo valor nutricional , no es rica en aminoácidos esenciales. Es el responsable de conferir la ligazón, solidez y elasticidad a las masas. Existen varios tipos de prolaminas en función del cereal del que se trate. En el trigo se denomina gliadina, en la cebada, hordeina, en el centeno, secalina y en la avena, avenina. De la proporción y combinación de estas dos familias de proteínas se derivarán las propiedades del gluten de los distintos cereales, siendo la gliadina la principal responsable de la capacidad inmunógena e inflamatoria del trigo. A su vez la gliadina presenta cuatro subtipos: α, β,Υ, Ω. Concrétamente en el caso de la celiaquía la respuesta inmunitaria es frente a la α-gliadina. Pero la respuesta inmunitaria puede ser a cualquier otra proteína, resultando así otros cuadros de Sensibilidad al gluten no celiaca.

¿Pero el problema está en el gluten o en cómo lo ingerimos?

Desde hace miles de años  el ser humano ha tomado pan a partir de harinas con gluten. Pero es en estas últimas decadas donde se ve un aumento llamativo de las enfermedades relacionadas con la ingesta de gluten, ya sea celiaquía, sensibilidad al gluten no celiaca o histaminosis. Esto puede estar condicionado por la ingesta abusiva y creciente de harinas con más gluten (harina de fuerza), al deterioro transgeneracional de la microbiota humana pero también a la forma en que hoy en día se elaboran y consumen todos estos productos constituidos por harinas. Podríamos pensar que nuestros trigos modernos panificables tienen más proporción de proteinas inmunógenas (gluten)que los trigos antiguos. Pero esto parece no ser así según reflejan los estudios. El incremento de patología está más relacionada con la forma de procesamiento y fermentación del gluten.

El pan

En la antigüedad los panes se elaboraban de forma artesanal a partir de harinas integrales nutritivas utilizando masa madre de cultivo para su fermento. Se empleaban largos tiempos para que esa masa fermentara y tuviera lugar el proceso de degradación de azúcares y proteínas de forma completa. En la actualidad la elaboración del “pan rápido” es la norma. Se emplean harinas refinadas o “integrales” que no son integrales, con fermentos a base de levaduras que sólo consiguen “bufar” el pan en pocas horas, sin que se lleve a cabo una correcta y completa fermentación de las harinas. El resultado son panes empobrecidos en nutrientes, en sabor y en propiedades con alto contenido en azúcares y proteínas nada procesadas, con gran poder inmunógeno. La masa madre de cultivo posee todas las levaduras y bacterias ácido-lácticas presentes de forma natural en la harina, que van a ser capaces con el tiempo adecuado de fermentación (24h), de degradar los azúcares, destruir los fitatos y desnaturalizar las proteínas (proteólisis), incluido el gluten. El resultado es la elaboración de panes más ricos, sabrosos y saciantes, pero también más nutritivos, digeribles y tolerables, en definitiva, más saludables.  





domingo, 12 de noviembre de 2017

¡Hoy para comer, arroz con….arsénico!

La contaminación por arsénico de nuestros alimentos es una realidad. Siempre ha existido. El arsénico es un elemento químico que encontramos de forma natural en nuestro medio ambiente. Procede fundamentalmente de fuentes naturales como la erosión de rocas, erupciones volcánicas…Pero la contaminación generalizada de los cultivos a partir de otras fuentes, como la “mano del hombre”, contribuye a elevar de forma progresiva los niveles de arsénico en los alimentos, con el riesgo que eso supone para nuestra salud. En la naturaleza podemos encontrar el arsénico en dos formas:
  • Arsénico orgánico: es el que  encontramos en  tejidos vegetales y animales. Tiene menor efecto tóxico.
  • Arsénico inorgánico: se encuentra en rocas, suelo o disuelto en agua. Esta es la forma más tóxica.


El arsénico se encuentra naturalmente en el agua, suelo y las rocas y sus niveles pueden ser mayores en algunas áreas que en otras. Esto ocurre por ejemplo en las  aguas subterráneas de algunos países como Argentina, Bangladesh, Chile, China, India, México o E.E.U.U. Otras fuentes de contaminación incluyen ciertos plaguicidas y herbicidas, conservantes de la madera, fertilizantes de fosfato, residuos industriales, actividades minerales, la quema de carbón y la fundición. Este arsénico llega a aguas subterráneas contaminando pozos y acuíferos, que son utilizados para el riego de cultivos  y  consumo humano; o es absorbido directamente por las plantas, como es el caso de pesticidas, entrando fácilmente en nuestra cadena alimentaria a partir de la ingesta de vegetales y animales.

¿Dónde podemos encontrar niveles más altos de arsénico?

El arsénico se encuentra en casi todos los alimentos y bebidas que ingerimos, pero en pequeñas cantidades, lo que no supone riesgo para nuestra salud. No obstante, podemos encontrar niveles relativamente altos en algunos alimentos como:

-     Agua corriente contaminada apta para el consumo humano.
-     Mariscos, pescado, camarones, contienen niveles más o menos altos de arsénico orgánico. Pero mejillones y ciertos tipos de algas pueden contener también la forma inorgánica.
-     Arroz y productos realizados a base de arroz como leche de arroz, galletas, barritas, salvado…El arroz supone la mayor fuente de arsénico inorgánico. Puede contener hasta 10-20 veces más que otros cereales.
El tabaco es otra fuente importante de adquisición de arsénico inorgánico, ya que la planta de tabaco natural  lo absorbe fácilmente del suelo y agua.

Se aconseja la ingesta de cereales integrales en general por su mayor contenido en nutrientes con respecto a los refinados. Pero precisamente el arroz integral es más susceptible a la contaminación por arsénico si lo comparamos con el arroz blanco. El hecho de que su cultivo requiera grandes cantidades de agua que puede estar contaminada, el acumulo de arsénico en el suelo de los campos de cultivo y la especial facilidad que tiene este cereal para absorberlo del agua o del suelo, lo hacen especialmente susceptible. 

¿Qué efectos puede tener sobre nuestra salud?

Habitualmente el arsénico se encuentra en la dieta en bajas cantidades y es rara la intoxicación aguda por esta sustancia. Existen estudios serios donde se relaciona la ingesta a largo plazo de arsénico inorgánico y problemas de salud. Entre ellos se describen:

-     Desarrollo de diversos tipos de cáncer. El arsénico es un conocido carcinógeno en tejidos como la piel, vejiga, hígado, riñón y pulmón.
-     Enfermedades cardiovasculares e hipertensión.
-     Lesiones cutáneas
-     Diabetes Mellitus tipo 2.
-     Neurotoxicidad y alteración de la función cerebral. En niños y adolescentes se ha asociado con trastornos de la concentración, aprendizaje y memoria y reducción de inteligencia y competencia social.
-     Efectos adversos en el feto tras la exposición en embarazadas, aumentando el riesgo de defectos en el nacimiento y en el desarrollo posterior

Este riesgo se ve aumentado en grupos de población que son más vulnerables o que su ingesta de arroz se ve incrementada. Estos son los niños pequeños y mujeres embarazadas y aquellos que toman dietas libres de gluten u otros cereales.

¿Cómo podemos minimizar la ingesta de arsénico?

            -        Dejar en remojo el arroz desde la noche de ante en una proporción de una  parte de                               arroz por cinco de agua no contaminada. Rebaja el arsénico en un 80%.
-        Lavar bien el arroz antes de cocinarlo.
-        Cocer el arroz con agua abundante no contaminada mineral o filtrada.
-        Si consume mucho arroz no abuse del arroz integral. Los arroces aromáticos, basmati o     jazmín, pueden ser una buena opción.
-        Elija arroz de la región de Himalaya, norte de India, Pakistán y Nepal.
-        Evite arroz que se cultive durante la estación seca. El uso de agua contaminada es más       común durante ese tiempo.
-        Diversifique su dieta. No debe ser dominada por un tipo de alimento. Así se asegura           que recibe todos los nutrientes necesarios y no se excede en posibles tóxicos que                 puedan ser contraproducentes.
     









A continuación os dejo algunos enlaces donde podéis ampliar la información. Entre esta información se encuentra un mapa de distribución del arsénico en España muy interesante.







sábado, 4 de noviembre de 2017

Hoy antes de nada, quiero agradecer a amigos, compañeros y pacientes que me enriquecen con sus ideas y aportaciones, contribuyendo y haciendo que este blog sea más completo y mejor para todos. ¡Muchas gracias a todos! J

Cada vez son más numerosos los estudios científicos que ponen de manifiesto la estrecha relación que existe entre el tipo de alimentación actual y enfermedades de nuestro tiempo como el cáncer, enfermedades cardiovasculares, Alzheimer, trastornos de conducta/agresividad, trastornos por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), osteoporosis, obesidad y un largo etcétera. En concreto en los trastornos de conducta y TDAH en niños, hablan de desequilibrios en la alimentación -ingesta de azúcares, carencias nutricionales de vitaminas, minerales y ácidos grasos esenciales y posibles alergias o intolerancias alimentarias-, como uno más de los posibles factores etiopatogénicos. La alimentación puede resultar un arma de doble filo. Por un lado como un factor más, generador de estos procesos  y por el contrario, a la misma vez, si se hace correctamente, un arma poderosa para combatir y minimizar los efectos de estas enfermedades y en muchas ocasiones curarlas. No solo se ve  el efecto beneficioso en el caso de enfermedades. Tomando una nutrición óptima, es decir, lo más completa, variada y equilibrada posible, podemos obtener de ella todos los nutrientes que nuestras células necesitan para desarrollar correctamente sus funciones metabólicas. Así permitimos que nuestro cuerpo esté tan sano como sea posible y que nuestras funciones se potencien al máximo: mejorar la concentración, el equilibrio emocional, el coeficiente intelectual y la memoria; aumentar la capacidad física, mejorar la calidad del sueño, mejorar la resistencia a las infecciones y enfermedades y en general ampliar el tiempo de vida sana.
No me cabe duda que los tratamientos que manejamos hoy en día en la medicina moderna, tienen su utilidad y beneficio, siempre y cuando se usen de forma racional y adecuada. Pero creo que es posible, a través de la correcta nutrición, aportando nutrientes esenciales, mejorar nuestras funciones biológicas y minimizar muchos de los trastornos que padecemos.
¿Si usted supiera que modificando la dieta de su hijo/a, diagnosticado/a de TDAH, podría mejorar su rendimiento intelectual y su concentración, no lo intentaría? Creo que sí merecería la pena. Ese cambio a mejor siempre será beneficioso y si no se obtienen los resultados esperados siempre se puede recurrir al tratamiento farmacológico. Intentemos mejorar nuestra alimentación y la de nuestros hijos. Nuestro cuerpo nos lo agradecerá.

En el apartado de "Alimentación" os hablo de forma general de los beneficios de una  dieta completa y equilibrada. No olvidéis consultar el “Decálogo de la nutrición óptima”.